ESTUDIO BIBLICO
Clase 3 | Introducción a las cartas de Pablo a los tesalonicenses
Hasta ahora hemos visto el trasfondo bíblico de la iglesia de tesalónica, su origen sobrenatural y los aspectos históricos de esta importante ciudad de Macedonia. Ahora veremos brevemente los preeliminares de las cartas de Pablo a los tesalonicenses. ¡Esto se va a ir poniendo cada vez mejor!
Eventos que enmarcan las epístolas
Aquí te presentamos los eventos que enmarcan a las epístolas de 1 y 2 Tesalonicenses, desde la perspectiva de Pablo como apóstol de Jesucristo, y un breve resumen de los hechos.
Pablo, el hombre de Dios
Las cartas a los tesalonicenses nos permiten observar a Pablo como misionero y pastor. El Espíritu Santo estableció la iglesia de Tesalónica en tiempo record; y como Pablo se vio obligado a dejarlos prematuramente por causa de la persecusión, no cesaba de interceder y dar gracias por ellos de día y de noche.
Corazón de apóstol
Pablo se muestra profundamente preocupado por el crecimiento, desarrollo, y ministerio de los tesalonicenses, pero pronto comprobará que Dios mismo fue quien se encargó de cuidar de ellos, de una forma que aún el mismo Pablo quedó maravillado.
A lo largo de las cartas, podemos oir al apóstol proclamando fielmente el evangelio, en contraposición de aquellos que utilizaban el arte de la oratoria, sasonada con palabras lisonjeras para encubrir su avaricia (1 Tesalonicenses 1:5; 2:3-5).
Se siente ansioso por la salud espiritual de los nuevos convertidos y lucha en su interior contra una avalancha de sentimientos y emociones diversas que vuelca en sus cartas como una ráfaga: los exhorta, los alaba, los regaña, los guía, les enseña y por sobre todas las cosas, los ama como si de ellos dependiera su propia vida (1 Tesalonicenses 3:8).
Pablo escribió a la iglesia de los tesalonicenses, diciendo:
'Tan grande es nuestro afecto por ustedes, que hubiéramos querido entregarles no sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas, pues llegaron a ser muy amados para nosotros'. (1 Tesalonicenses 2:8).
Y más adelante, les dice:
'Porque ahora vivimos, si ustedes están firmes en el Señor'. (1 Tesalonicenses 3:8).
La iglesia crecía sin parar
Pablo estaba profundamente conmovido con el progreso de los tesalonicenses hasta ese punto. Cada día se agregaban nuevos hermanos por el testimonio de ellos.
Pero sabiendo que aún no eran suficientemente maduros, el apóstol sentía la necesidad de pastorearlos; y al estar lejos e impedido de ir a Tesalónica por causa de la persecusión de los de su propia nación, se angustiaba.
Sin embargo, la iglesia crecía sin parar bajo la unción del poder del Espíritu de Dios, y tanto sus hechos como su fe en Cristo se esparcían como fuego en toda la region.
Al oír estas buenas noticias por boca de Timoteo, Pablo halló consuelo en su espíritu.
Al oír el reporte de Timoteo, Pablo les abrió su corazón, y les dijo:
'Por eso también yo, cuando ya no pude soportar más, envié a Timoteo para informarme (para saber) de su fe, por temor a que el tentador los hubiera tentado y que nuestro trabajo hubiera sido en vano.
'Pero ahora Timoteo ha regresado de ustedes a nosotros, y nos ha traído buenas noticias de su fe y amor y de que siempre tienen buen recuerdo de nosotros, anhelando vernos, como también nosotros a ustedes.
'Por eso, hermanos, en toda nuestra necesidad y aflicción fuimos consolados respecto a ustedes por medio de su fe'. (1 Tesalonicenses 3:5-7).
Peligros y amenazas del enemigo
El apóstol sabía que la congregación, no podía, en tan poco tiempo, alcanzar la sabiduría necesaria para sortear los peligros y amenazas, que pudieran venir del enemigo.
En sus cartas, se muestra como un siervo amoroso de Cristo, pero a la vez celoso de que no se desviaran de la sana doctrina que les había enseñado.
Pero dicho y hecho, Pablo se fue, y sucedió lo que tanto temía. Satanás invadió a la iglesia de Tesalónica con falsos apóstoles y maestros fraudulentos (1 Tesalonicenses 2:3).
Estos ministros del infierno enviaban a los tesalonicenses "cartas apostólicas" que contenían herejías destructoras, e incluso intentaron enseñarles doctrinas engañosas sobre "la venida de nuestro Señor Jesucristo, y de nuestra reunión con él" (2 Tesalonicenses 2:2-3).
Pero Pablo, con la autoridad que caracteriza a un legítimo apóstol de Jesucristo, alertó a los tesalonicenses y reprendió duramente a quienes él consideraba "los enemigos de la cruz de Cristo" (Filipenses 3:18).
Con el respaldo del Espíritu Santo, la iglesia aprendió a navegar las tormentas de impiedad, y alcanzó la madurez que solo la fe y la santificación en Cristo puede obrar.
Pablo y la iglesia de Tesalónica mantuvieron una relación cristiana de fidelidad, servicio y amor los unos por los otros, como raras veces podemos encontrar en el pueblo de Dios en nuestros días.
Entonces el apóstol les escribió, diciendo:
Y ustedes llegaron a ser imitadores de nosotros y del Señor, habiendo recibido la palabra, en medio de mucha tribulación, con el gozo del Espíritu Santo, de tal manera que llegaron a ser un ejemplo para todos los creyentes en Macedonia y en Acaya.
Porque saliendo de ustedes, la palabra del Señor se ha escuchado, no sólo en Macedonia y Acaya, sino que también por todas partes la fe de ustedes en Dios se ha divulgado, de modo que no tenemos necesidad de decir nada. (1 Ts. 1:6-8).
Leer y entender las cartas a los tesalonicenses, podría se un buen comienzo para retornar al camino por el que anduvo la iglesia primitiva, mediante la santificación del Espíritu y la fe en la verdad. (2 Tesalonicenses 2:13).
BREVE RESUMEN
Los hechos en Tesalónica
- Pablo se vio obligado a dejar a los nuevos creyentes tesalonicenses porque los judíos habían incitado a la chusma supersticiosa y politeísta de la ciudad a amotinarse en la casa de Jason en busca de Pablo y sus compañeros.
- Después de una audiencia ante los Politarcas, Jason y otros líderes cristianos se vieron obligados a poner una fianza para asegurar la paz.
- Cuando Pablo se enteró de esto, supo que tenía que seguir adelante y dejar esta iglesia joven e inmadura. Por lo tanto, fue a Berea con Timoteo y Silas.
- La recepción honesta de los judíos en Berea fue una bendición para Pablo, teniendo en cuenta la fuerte oposición judía en Tesalónica.
- Sin embargo, esto no duró mucho. Los judíos de Tesalónica bajaron a Berea y comenzaron a causar problemas. Por tanto, Pablo tuvo que marcharse de nuevo.
- Timoteo aparentemente se quedó en Berea (Hechos 17:10) y luego se unió a Silas para ir a Atenas (Hechos 17:15).
- Pablo fue a Atenas donde recibió una bienvenida fría e indiferente. Se convirtió en una novedad para los filósofos académicos.
- Su experiencia en Macedonia se caracterizó por la persecución y la oposición. Lo golpearon, lo desnudaron y lo expulsaron de la ciudad por la noche, sin considerar sus heridas ni el dolor de la hinchazón de sus hematomas.
- Los eruditos se burlaban de él, los paganos los menospreciaban y la mayoría de sus propios compatriotas lo odiaban (2 Corintios 4:7-11; 6:4-10; 11:23-29).
- En algún lugar entre Berea y Atenas, Pablo envió a Timoteo y a Silas de regreso a las incipientes iglesias establecidas en Macedonia, porque no podía soportar más la angustia mental que le producía no saber nada de la situación espiritual de los nuevos convertidos.
- Timoteo fue a Tesalónica. Esta fue la primera asignación de Timoteo como representante oficial de Pablo. Aparentemente ministró allí durante seis meses a un año. La iglesia en Tesalónica necesitaba desesperadamente a alguien que les enseñara, los consolara y los animara.
- El propio Timoteo era un converso bastante nuevo. Se convirtió en el primer viaje misionero de Pablo, pero solo había estado con él desde que Pablo fue a Listra en su segundo viaje misionero. Por lo tanto, era nuevo en el ministerio, pero Pablo tenía gran confianza en él.
- Pablo se quedó solo ministrando en Atenas, y su espíritu estaba enardecido por causa de la idolatría que se practicaba en aquella ciudad. ¡Pero esa es otra historia, que veremos más adelante en otros cursos!
En Corinto sucedieron dos cosas que animaron mucho a Pablo:
1) El Señor le dijo en una visión de noche que tenía mucho pueblo en la ciudad de Corinto que responderían al evangelio (Hechos 18:9-10).
2) Timoteo y Silas regresaron y trajeron buenas noticias (Hechos 18:5), particularmente de Tesalónica, lo cual alegró el corazón de Pablo y el Espíritu Santo lo inspiró a escribirles la primera carta.
Algo digno para imitar de Timoteo
Prefería decir "no sé, voy a preguntar y les digo", antes que inventarse un cuento o improvisar para no quedar mal o sentirse desautorizado.
Fue el informe de Timoteo sobre la iglesia de Tesalónica lo que llevó a Pablo a escribirles desde Corinto. En su primera carta (1 Tesalonicenses), el apóstol responde a las preguntas de la iglesia sobre cuestiones doctrinales y prácticas, que tal vez Timoteo, por ser un creyente tan nuevo en el Señor, no supo qué decir, lo que habla de la seriedad y responsabilidad con la que este discípulo servía al Señor. Prefería decir "no sé, voy a preguntar y les digo", antes que inventarse un cuento o improvisar para no quedar mal o sentirse desautorizado. La segunda carta (2 Tesalonicenses), que contiene aún más respuestas del apóstol, fue escrita unos 6 meses después de la primera. ¡Un grande, Timoteo!