El principal obstáculo entre Israel y la Tierra Prometida fueron los gigantes Nefilim.
Las Escrituras menciona explícitamente la existencia de gigantes en la biblia. Los estudiosos opinan que su altura podría haber sido como mínimo, entre un metro ochenta y dos (1,82m) a nueve metros (9m) de altura. En internet se pueden encontrar muchas imágenes de esqueletos de personas gigantes, pero la mayoría son falsas.
Según las Escrituras, los gigantes verdaderamente existieron, pero la pregunta es: ¿qué tan grandes y fuertes eran?
En este artículo examinaremos los pasajes que mencionan a gigantes en la biblia o a grupos de gigantes para tener un cuadro completo de la clase de enemigo que Israel tuvo que enfrentar en batalla, de tal manera, que sin la ayuda del poder de Dios, jamás podrían haber conquistado Canaán, la tierra prometida, porque era una tierra de gigantes.
Gigantes del Antiguo Testamento
La primera referencia de que había gigantes en la tierra de Canaán en aquellos días, la encontramos en Génesis 6:4; y una de las primeras menciones de pueblos de gigantes en la Biblia se encuentra en Génesis 14.
"Y en el año decimocuarto vino Quedorlaomer, y los reyes que estaban de su parte, e hirieron a los refaítas en Asterot-carnaim; a los zuzitas en Ham, y a los emitas en Save-quiriataim. Y a los horeos en el monte de Seir, hasta la llanura de Parán, que está junto al desierto. Y volvieron y vinieron a En-mispat, que es Cades, e hirieron todas las labranzas de los amalacitas, y también al amorreo, que habitaba en Hazezon-tamar." (Génesis 14:5-7).
Este pasaje no dice explícitamente que los refaítas, zuzitas, emitas o los amorreos fueron gigantes, pero más adelante, en otros pasajes bíblicos, comprobaremos que sí eran gigantes.
Los amorreos
Los amorreos se mencionan 87 veces en las Escrituras, y al principio, algunos se aliaron con Abraham.
"Y vino uno que escapó, y lo denunció a Abram el hebreo, que habitaba en el alcornocal de Mamre amorreo, hermano de Escol y hermano de Aner, los cuales estaban confederados con Abram". (Génesis 14:13).
Los amorreos eran descendientes de Canaán, nieto de Noé:
"Canaán fue el padre de Sidón su primogénito, y de Het, y el antepasado del Jebuseo, del Amorreo, Gergeseo, Heveo, Araceo, Sineo, del Arvadeo, Zemareo y del Hamateo. Y después las familias de los Cananeos fueron esparcidas". (Génesis 10:15-18).
Si bien los amorreos son mencionados varias veces en el mismo contexto que otros gigantes, se los describe específicamente como gigantes en los Profetas Menores:
"Yo mismo destruí a los Amorreos delante de ellos, cuya altura era como la altura de los cedros, y era fuerte como las encinas; Destruí su fruto arriba y su raíz abajo. Y a ustedes Yo los hice subir de la tierra de Egipto, Y los conduje por el desierto cuarenta años para que tomaran posesión de la tierra del Amorreo." (Amós 2:9-10).
Dios le dio a los israelitas la tierra de los gigantes en heredad perpetua, sin embargo, para conquistar la tierra, debían confiar, obedecer y seguir las instrucciones del Dios de Israel, porque de otra forma, sería imposible poseer la tierra de Canaán en toda su plenitud, debido al tamaño y a la fortaleza de sus habitantes.
Por medio del profeta Amós, Dios dice que los amorreos eran altos como cedros, porque estos árboles llegaban a medir hasta treinta y cinco metros de altura, y fuertes físicamente como una encina o roble, porque desde la antigüedad, este árbol es sinónimo de fuerza, de robustez y resistencia.
Hay quienes subestiman la descripción de los amorreos, afirmando que este pasaje bíblico emplea lenguaje figurativo, pero como veremos más adelante, hay muchas razones para tomar este pasaje de una manera literal.
"Y yo destruí delante de ellos al amorreo..."
Los espías confirmaron que los amorreos eran gigantes
La prueba de que los amorreos eran gigantes, está respaldada por el informe de los espías que Moisés envió a Canaán. Los amorreos fueron uno de los pueblos de gigantes que habitaban esta tierra y que algunos de los espías observaron con espanto, veamos parte de este reporte:
"Y volvieron de reconocer la tierra al cabo de cuarenta días, y fueron y se presentaron a Moisés y a Aarón, y a toda la congregación de los hijos de Israel en el desierto de Parán, en Cades; y les dieron un informe a ellos y a toda la congregación, y les enseñaron el fruto de la tierra. Y le contaron a Moisés, y le dijeron: Fuimos a la tierra adonde nos enviaste; ciertamente mana leche y miel, y este es el fruto de ella. Sólo que es fuerte el pueblo que habita en la tierra, y las ciudades, fortificadas y muy grandes; y además vimos allí a los descendientes de Anac. Amalec habita en la tierra del Neguev, y los hititas, los jebuseos y los amorreos habitan en la región montañosa, y los cananeos habitan junto al mar y a la ribera del Jordán". (Números 13:25-29).
Pero esto no era todo lo que tenían para informar al pueblo, seguidamente, uno de los espías, respiró profundamente, como buscando mantener la calma y disparó un mensaje sin anestesia que encendió una alarma ante todo el pueblo:
"No podremos subir contra aquel pueblo; porque es más fuerte que nosotros. La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra que traga a sus moradores; y todo el pueblo que vimos en medio de ella, son hombres de gran estatura. También vimos allí gigantes, hijos de Anac, raza de los gigantes: y éramos nosotros, a nuestro parecer, como langostas; y así les parecíamos también a ellos". (Números 13:31-33).
Es interesante notar aquí, que los espías no observaban a los gigantes desde lejos, escondidos detrás de una montaña, como a veces muestran las ilustraciones, sino que estuvieron frente a frente. En el informe ellos dijeron explícitamente que "nosotros parecíamos como langostas, y así también les parecíamos a ellos".
Esto significa que mientras caminaban disimuladamente por la ciudad y cargaban los frutos y otros productos que llevarían como muestra a Moisés, de repente sintieron una gran sombra sobre ellos, y al levantar sus cabezas se vieron a los ojos con los gigantes y entraron en pánico.
¡Debe haber sido una experiencia inolvidable, y la causa de muchas de sus pesadillas nocturnas!
Es por eso que en su informe, para que Moisés y el pueblo de Israel comprendieran la gravedad de la situación, aclararon que ellos conocían bien la diferencia entre "los hombres de gran estatura" y "los gigantes, hijos de Anac" que "también" vieron en la ciudad con sus propios ojos.
Si alguna vez te cruzaste con un jugador de basquetbol profesional, seguramente te habrás sentido pequeño, pero no al punto de sentirte una langosta en comparación, eso sería demasiado exagerado.
Sin embargo, estos gigantes que vieron los espías, eran tan altos y gruesos, que si te cruzabas con uno de ellos, te sentías realmente como un insecto, sin exagerar, y así también te veían ellos desde su altura.
De hecho, otra de las pruebas contundentes de que se trataba de verdaderos gigantes, es la respuesta de Josué y Caleb, porque ellos nunca negaron la veracidad del informe, ni dijeron que la comparación con una langosta era algo exagerado.
En cambio, hicieron callar al pueblo que se lamentaba de miedo delante de Moisés, y a continuación, Caleb, el hombre de Dios, dando un paso al frente, alzó su voz como en un grito de guerra, y dijo: "Subamos luego, y poseámosla; que más podremos que todos los habitantes de esa tierra". (Números 13:30).
¡Josué y Caleb eran tremendos hombres de fe y guerreros del Dios de Israel!
NOTA: Los libros deuterocanónicos de Baruc 3:22-28 y Eclesiástico 16: 6-9, que aparecen en la Septuaginta —una Biblia griega datada entre los años 280 y 30 a.C., relatan que los gigantes en la biblia vivieron anteriormente en la tierra de Canaán antes de que Israel los conquistara. El pasaje de Baruc dice que “perecieron porque no tenían sabiduría, perecieron por su necedad”. (Baruc 3:28, NRSV).
Los Emitas
Los Emitas, que probablemente significa “los temidos”, era el nombre moabita para una de las tribus de Refaim. Están descritos en Deuteronomio, capítulo dos, como un pueblo gigante, poderoso y numeroso, así como un reino de éxito:
"Antes habitaban allí los Emitas, un pueblo tan grande, numeroso y alto como los Anaceos. Como los Anaceos, ellos también son considerados gigantes, pero los Moabitas los llaman Emitas". (Deuteronomio 2:10-11).
Moisés le dijo al pueblo que los Emitas solían vivir en el territorio que Dios les había dado a los descendientes de Moab, que era el hijo de Lot:
"Y las dos hijas de Lot concibieron de su padre. Y la mayor dio a luz un hijo, y lo llamó Moab; él es el padre de los moabitas hasta hoy". (Génesis 19:37).
Los gigantes Zomzomeos
Habitaron en ella gigantes en otro tiempo, a los cuales los amonitas llamaban zomzomeos"
Los zomzomeos –también llamados zuzitas en Génesis 14:5– también fueron llamados gigantes y enumerados en el mismo capítulo que los Emitas:
"Y en el año decimocuarto vino Quedorlaomer, y los reyes que estaban de su parte, e hirieron a los refaítas en Asterot-carnaim; a los zuzitas en Ham, y a los emitas en Save-quiriataim". (Génesis 14:5).
Ha otra referencia de los zomzoreos en el libro de Deuteronomio, leamos parte de esta historia:
"Cuando todos los hombres de guerra ya habían perecido de entre el pueblo, el SEÑOR me habló: 'Tú cruzarás hoy por Ar la frontera de Moab. Y cuando llegues frente a los Amonitas, no los molestes ni los provoques, porque no te daré en posesión nada de la tierra de los Amonitas, pues se la he dado a los hijos de Lot por heredad.' (Esta región es también conocida como la tierra de los gigantes, porque antiguamente habitaban gigantes en ella, a los que los Amonitas llaman Zomzomeos, pueblo grande, numeroso y alto como los Anaceos, pero que el SEÑOR destruyó delante de ellos. Y los Amonitas los desalojaron y se establecieron en su lugar, tal como Dios hizo con los hijos de Esaú, que habitan en Seir, cuando destruyó a los Horeos delante de ellos; y ellos los desalojaron, y se establecieron en su lugar hasta hoy. Y a los Aveos que habitaban en aldeas hasta Gaza, los Caftoreos (Filisteos), que salieron de Caftor (Creta), los destruyeron y se establecieron en su lugar.)". (Deuteronomio 2:16-23).
¡Deben haber sido guerras muy violentas y sangrientas, algo que escapa a nuestra imaginación!
Resumiendo, estos versículos explican que un pueblo de gigantes conocido como zomzomeos había vivido en la tierra de Amón, "una tierra de gigantes". Dios destruyó a los Zomzomeos para que los amonitas (que son descendientes de Ben-ammi, el hijo de la hija menor de Lot, que concibió de su mismo padre), pudieran vivir en la tierra que Dios les había dado:
"La menor también dio a luz un hijo, y llamó su nombre Ben-ammi, el cual es padre de los amonitas hasta hoy". (Génesis 19:38).
Según Génesis 14:5, los zuzitas estaban en la tierra de Cam. Esto puede ser en referencia al hijo de Noé, Cam, ya que descendieron de él. Pero es más probable que se refiera a los hamatitas, que eran descendientes de Canaán, el hijo de Cam.
Si bien los Zuzitas y Zomzomeos pudieran haber sido grupos de personas diferentes, hay suficientes similitudes en el nombre, la descripción y la ubicación geográfica, lo que indica que pudiera tratarse del mismo pueblo.
Canaán, la tierra de los "Refaim" (Gigantes)
El término más común que se usa para describir a los gigantes en la Biblia es "refaim", que significa "gigantes". La forma singular, "gigante", también aparece varias veces.
Por ejemplo, el gigante Isbi Benob, quiso matar a David:
"Entonces Isbi Benob, que era de los descendientes del gigante, y cuya lanza pesaba 300 siclos (3.4 kilos) de bronce, y que estaba ceñido con una espada nueva, trató de matar a David" (2 Samuel 21:16).
También dice que Sibecai, mató a Saf, el gigante:
"Sucedió después de esto que hubo otra vez guerra en Gob contra los filisteos; entonces Sibecai husatita mató a Saf, que era de los descendientes del gigante". (2 Samuel 21:18).
Y más adelante habla de un gigante monstruoso en la ciudad de Gat, que tenía 24 dedos:
"Hubo guerra otra vez en Gat, donde había un hombre de gran estatura que tenía seis dedos en cada mano y seis dedos en cada pie, veinticuatro en total; él también descendía del gigante". (2 Samuel 21:20).
¡Wow, 24 dedos son demasiados!
Cuando se utiliza la palabra "refaim" (plural), se refiere a pueblos de gigantes. El tercer capítulo de Deuteronomio contiene un relato interesante de la victoria de los israelitas sobre Sehón, el rey de los amorreos, y Og, el rey de Basán.
Es aquí donde encontramos un detalle sorprendente sobre Og:
"Porque sólo Og, rey de Basán, quedaba de los gigantes (refaim). Su cama era una cama de hierro; está en Rabá de los hijos de Amón. Tenía nueve codos de largo y cuatro codos de ancho, según el codo de un hombre" (Deuteronomio 3:11).
¡Esa cama medía más de cuatro metros de largo por un metro ochenta y dos de ancho!
Y un poco más adelante, Dios dice:
"Y el resto de Galaad y todo Basán, el reino de Og, toda la región de Argob, se la di a la media tribu de Manasés. En cuanto a todo Basán, se le llama la tierra de los gigantes (refaim)". (Deuteronomio 3:13).
Algunas traducciones usan la palabra sarcófago (NEB) o ataúd (TEV, CEV) en lugar de armazón de cama, para la palabra hebrea עֶרֶשׂ (eres). La mayoría de las Biblias en español traducen este término como cama o armazón de cama, lo que tiene sentido ya que "eres" significa sofá, diván, cama o armazón de cama.
Además, sería realmente extraño traducirlo como sarcófago, ya que estos estaban hechos de piedra o mármol, y el "armazón de la cama" de Og estaba hecho de hierro.
Si Moisés se refirió a la cama o al ataúd de Og no es particularmente relevante para la discusión que nos ocupa. Sin embargo, el tamaño de este objeto es digno de mención. Se nos dice que tenía nueve codos de largo y cuatro codos de ancho "según el codo de un hombre".
Dado que el codo normal de un hombre mide aproximadamente 45,72cm de largo, entonces la cama (o ataúd ) de Og medía aproximadamente 4,15m de largo y 1,82m de ancho.
Para poner esto en perspectiva, si se pusiera de punta, la altura de esta cama habría sido exactamente el doble que una persona de 2m de altura. Por supuesto, puede que no fuera tan grande como su cama, pero claramente el fabricante la hizo a medida. Basándose en estas evidencias, la Biblia identifica claramente a Og como un gigante.
Los Nefilim, una raza de gigantes
La primera mención de gigantes en la Biblia es justo antes del relato del Diluvio:
Había gigantes (nefilim) en la tierra en aquellos días, y también después, cuando los hijos de Dios llegaron a las hijas de los hombres y les dieron hijos. Esos fueron los valientes que desde la antigüedad fueron varones de renombre" (Génesis 6: 4).
La palabra traducida como “gigantes” en este versículo es la palabra hebrea "nefilim", y muchas versiones de la Biblia simplemente la traducen como tal. Ha habido mucho debate sobre el significado de esta palabra. Algunos creen que proviene del verbo hebreo "naphal", mientras que otros afirman que proviene del sustantivo arameo "naphil". En hebreo, estos individuos se describen en la Biblia como "gibborim" ("valientes").
Estos son los mismos nefilim que observaron los espías durante su misión exploratoria por la tierra de Canaán. Estos hombres informaron que Sesai, Ahimán y Talmai (descendientes de Anac, padre de los Anaceos) pertenecían a un pueblo de gigantes que habitaban en Hebrón (Números 13:22).
Como ya vimos, ellos comenzaron su reporte delante de Moisés y el pueblo, diciendo:
"Fuimos a la tierra adonde nos enviaste; ciertamente mana leche y miel, y este es el fruto de ella. Sólo que es fuerte el pueblo que habita en la tierra, y las ciudades, fortificadas y muy grandes; y además vimos allí a los descendientes de Anac" (Números 13:27-28).
¡Como el pueblo ya sabía de quiénes se trataba, quedaron aterrorizados!
Entonces, Caleb, calmó al pueblo, diciendo:
"Debemos ciertamente subir y tomar posesión de ella, porque sin duda la conquistaremos" (Números 13:30).
Pero los otros hombres que habían subido con Caleb y Josué, desafortunadamente, no compartían la misma fe, y seguidamente dieron al pueblo un reporte demoledor, tratando de convencer a los israelitas que jamás podrían conquistar la tierra prometida, afirmando:
"La tierra por la que hemos ido para reconocerla es una tierra que devora a sus habitantes, y toda la gente que vimos en ella son hombres de gran estatura. Vimos allí también a los gigantes (los hijos de Anac son parte de la raza de los gigantes); y a nosotros nos pareció que éramos como langostas; y así parecíamos ante sus ojos" (Números 13: 32-33).
¡Obviamente, para quien no tiene fe, y no confía en el poder de Dios, da miedo escuchar eso!
Los gigantes Anaceos, de Canaán
Los Anaceos son mencionados en varios pasajes bíblicos. Eran quizás los más conocidos de los gigantes que habitaban en la tierra de Canaán en el momento del Éxodo, porque eran de la tribu de los nefilim, al igual que los amorreos, entre otros pueblos de gigantes.
Los Emitas y los Zomzomeos, por ejemplo, fueron comparados con los Anaceos, porque ambos eran "un pueblo tan grande, numeroso y alto como los Anaceos”, como leemos en el libro de Deuteronomio:
"Antes habitaron allí los emitas, un pueblo tan grande, numeroso y alto como los anaceos. Como los anaceos, ellos también son considerados gigantes, pero los moabitas los llaman emitas. Los horeos habitaron antes en Seir, pero los hijos de Esaú los desalojaron y los destruyeron delante de ellos, y se establecieron en su lugar, tal como Israel hizo con la tierra que el SEÑOR les dio en posesión" (Deuteronomio 2:10-12).
Y más adelante, Dios dice a Josué:
"Y cuando llegues frente a los hijos de Amón, no los molestes ni los provoques, porque no te daré nada de la tierra de los hijos de Amón en posesión, pues se la he dado a los hijos de Lot por heredad. Es también conocida como la tierra de los gigantes, porque antiguamente habitaban en ella gigantes, a los que los amonitas llaman zomzomeos, pueblo grande, numeroso y alto como los anaceos, pero que el SEÑOR destruyó delante de ellos" (Deuteronomio 2:19-21).
Anac era hijo de Arba (Josué 15:13). Se sabe poco sobre Arba y no se proporciona su genealogía. Sin embargo, aparentemente era algo legendario como lo indican las declaraciones entre paréntesis en el texto cuando aparece su nombre. La biblia dice que “Arba era el hombre más grande entre los anaceos” (Josué 14:15).
¿Puedes imaginar su altura?
La ciudad de Hebrón, donde Abraham, Isaac y Jacob se establecieron y fueron enterrados, también se llamaba Quiriat-arba. Por mandato del Señor, Caleb recibió esta ciudad en heredad y él mismo se encargó de expulsar de su tierra a los hijos de Anac, que eran de la tribu de los gigantes:
"Y Josué dio a Caleb, hijo de Jefone, una porción entre los hijos de Judá, según el mandato del SEÑOR a Josué, es decir, Quiriat Arba (la ciudad de Arba), siendo Arba el padre de Anac, es decir, Hebrón. Caleb expulsó de allí a los tres hijos de Anac: Sesai, Ahimán y Talmai, hijos de Anac". (Josué 15:13-14).
Josué peleó varias batallas con los anaceos y los amorreos, hasta expulsarlos completamente de los montes de Hebrón, Debir, Anab, de todos los montes de Judá y de todos los montes de Israel;
Josué los destruyó por completo con sus ciudades. Ninguno de los anaceos quedó en la tierra de los hijos de Israel; solo algunos permanecieron en Gaza, en Gat y en Asdod:
"Y por aquel tiempo Josué fue y destruyó a los anaceos de la región montañosa, de Hebrón, de Debir, de Anab, de toda la región montañosa de Judá y de toda la región montañosa de Israel. Josué los destruyó por completo con sus ciudades. No quedaron anaceos en la tierra de los hijos de Israel; sólo quedaron algunos en Gaza, en Gat y en Asdod. Tomó, pues, Josué toda la tierra de acuerdo con todo lo que el SEÑOR había dicho a Moisés. Y Josué la dio por heredad a Israel conforme a sus divisiones por sus tribus. Y la tierra descansó de la guerra" (Josué 11:21-23).
¿Ahora entiendes por qué Israel no podían enfrentar a sus enemigos sin la dirección y la asistencia de Dios en el campo de batalla? Era imposible conquistar la tierra prometida sin fe y obediencia a la palabra de Dios. Si los líderes y el pueblo de Dios perdían la fe, automáticamente perdían la batalla ante los gigantes.
Estas acciones prepararon el escenario perfecto para el famoso relato de David y Goliat en 1 Samuel.
Goliat, el gigante más famoso, pero no el más alto
Por supuesto, el gigante más famoso fue el poderoso filisteo asesinado por David. Así es como se lo describe en las Escrituras:
"Y salió un campeón del campamento de los filisteos, llamado Goliat, de Gat, cuya altura era de seis codos y un palmo. Tenía un yelmo de bronce en la cabeza, y estaba armado con una cota de malla, y el peso de la túnica era de cinco mil siclos de bronce. Y tenía una armadura de bronce en sus piernas y una jabalina de bronce entre sus hombros. Ahora bien, el bastón de su lanza era como una viga de telar, y su punta de lanza de hierro pesaba seiscientos siclos; y un escudero iba delante de él" (1 Samuel 17:4-7).
La biblia dice que Goliat medía unos 2,80m de altura, bastante más bajo que el rey Og. Su ancho no lo menciona, pero seguramente sería proporcional a su altura. Si tenemos en cuenta el yelmo de bronce que llevaba puesto sobre su cabeza, Goliat se veía como mínimo de tres metros, es decir un monstruo que tapaba el sol con su sombra si estaba frente a ti.
Nota que Goliat era de Gat, que resultó ser uno de los tres lugares donde Anac permaneció, según Josué 11:21-22. Entonces, aunque no tenemos más información, es posible que Goliat fuera un descendiente de los Anaceos, que se mezcló con la población filistea en esa región.
Existe cierto debate sobre la altura de Goliat debido a las variantes textuales en los manuscritos antiguos. La mayoría de las traducciones al inglés siguen el texto masorético al enumerar su altura en "seis codos y un palmo". Sin embargo, la Biblia NET pone a Goliat en "cerca de dos metros de altura".
La razón de la discrepancia es que el texto masorético difiere de algunos textos antiguos, incluida la Septuaginta y otro manuscrito antiguo encontrado entre los Rollos del Mar Muerto, etiquetado como "4QSama", que enumera la altura de Goliat como "cuatro codos y un palmo".
Muchos eruditos modernos creen que hay un apoyo textual más fuerte para el Goliat más bajo. Pero aunque no se le llama específicamente "un gigante" en este pasaje, 2 Samuel 21:15-22 parece identificar a Goliat como el “gigante” de Gat.
Sin embargo, el pasaje proporciona otros detalles que hacen que “seis codos y un palmo” sea la cifra más probable. Por ejemplo, el peso de sus armamentos requería que tuviera un tamaño y una fuerza enormes.
Su cota de malla (que era como una túnica hecha de anillos de metal), pesaba alrededor de 57kg y solo la punta de su lanza pesaba casi 7kg. Esto sin tener en cuenta su casco, la armadura que llevaba en sus piernas, la jabalina y la pesada espada, que normalmente cargaban sobre la espalda.
Además, personalmente me cuesta creer que todos los miembros del ejército de Israel hubieran estado aterrorizados por alguien de la estatura promedio (2,01m) de un basquetbolista de la NBA.
De hecho, hay muchos otros detalles sobre el relato de David y Goliat que a menudo se pasan por alto, porque la mayoría de las personas repiten lo que oyeron de otros, sin tomarse el trabajo de leer las Escrituras por sí mismos.
Por ejemplo, la mayoría de los creyentes asumen que David era un joven lindo, diminuto y de apariencia frágil cuando luchó contra el gigante, pero la Biblia es muy clara en que David era considerado "un hombre de guerra vigoroso (poderoso, fuerte) y valiente", mucho antes de haber luchando contra Goliat:
"Y respondió uno de los mancebos y dijo: He aquí, he visto a un hijo de Isaí, el de Belén, que sabe tocar, es vigoroso y valiente, un hombre de guerra, prudente en su hablar, hombre bien parecido y el SEÑOR está con él" (1 Samuel 16:18).
¡El punto no es la altura ni la apariencia física de David, sino que "Dios estaba con él"!
Otros gigantes en la Biblia
La Biblia menciona a cuatro gigantes filisteos más, que eran parientes de Goliat de la región de Gat. El libro de 2 Samuel 21:15–22 proporciona un relato más detallado de estos gigantes que el registro de 1 Crónicas 20:4–8, pero este último pasaje proporciona información adicional, que nos ayuda a entender mejor el relato.
Los detalles adicionales de 1 Crónicas se proporcionan entre paréntesis:
"Hubo de nuevo guerra de los filisteos contra Israel. Descendió David con sus siervos, y mientras peleaban contra los filisteos, David se cansó. Entonces Isbi-benob, que era de los descendientes del gigante, y cuya lanza pesaba trescientos siclos de bronce, y que estaba ceñido con una espada nueva, trató de matar a David; pero Abisai, hijo de Sarvia, vino en su ayuda, e hirió al filisteo y lo mató. Entonces los hombres de David le juraron, diciendo: Nunca más saldrás a la batalla con nosotros, para que no apagues la lámpara de Israel.
"Sucedió después de esto que hubo otra vez guerra en Gob (o Gezer) contra los filisteos; entonces Sibecai husatita mató a Saf (o Sipai), que era de los descendientes del gigante. De nuevo hubo guerra contra los filisteos en Gob, y Elhanán, hijo de Jaare-oregim (o Jair), de Belén, mató a (Lahmi, hermano de) Goliat geteo; el asta de su lanza era como un rodillo de tejedor.
"Y hubo guerra otra vez en Gat, donde había un hombre de gran estatura que tenía seis dedos en cada mano y seis dedos en cada pie, veinticuatro en total; él también descendía del gigante. Cuando desafió a Israel, lo mató Jonatán, hijo de Simea, hermano de David. Estos cuatro descendían del gigante en Gat y cayeron por mano de David y por mano de sus siervos" (Samuel 21:15–22).
Nota que la Biblia dice que David, además de vencer a Goliat, mató a muchos otros gigantes, porque su confianza en Dios permanecía inalterable, sin importar el tamaño o la fuerza del enemigo.
Los valientes de David se llamaban así, porque eran los guerreros valientes que salían a pelear contra estos monstruos, no confiando en sus propias fuerzas sino en la fortaleza que les daba el Dios de Israel.
Ellos mataron a muchos gigantes como Isbi-Benob, Saf (Sipai) y Lahmi, así como a un gigante sin nombre con seis dedos en cada mano y seis dedos en cada pie. Cada uno de estos gigantes probablemente descendían del remanente de Anac, que sobrevivió en la región de Gat, Gaza y Asdod (Josué 11:22).
El "gigante" más poderoso de todos
Tal vez la evidencia más resonante sobre la existencia de gigantes en la biblia, es la declaración que hizo el profeta Jeremías:
"Mas el SEÑOR está conmigo como poderoso gigante; por tanto los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás será olvidada". (Jeremías 20:11).
Otras versiones, dice:
"Más el Señor está conmigo como campeón temible..."
Jeremías, tras sufrir los ataques y afrentas de sus enemigos, tiene una visión sobre la presencia del Dios de Israel a su lado, y utiliza la frase: "Más Adonay está conmigo, como poderoso gigante", porque transmitía una imagen que los israelitas llevaban impresa en sus memorias, de cuando vieron a estos monstruos arremeter contra ellos sin piedad antes y durante la conquista de la tierra prometida, causando el terror en todos ellos.
Hoy estos gigantes no son de carne y hueso como en los tiempos bíblicos, pero son tan malvados como aquellos, porque con gran fuerza arrastran a la humanidad hacia lo más profundo de la ciénaga infernal.
Así como Jeremías, o como David y sus valientes, tú y yo tenemos a nuestro lado un poderoso gigante, y su nombre es Jesucristo. Él hará huir a todos tus adversarios, sin importar su nombre o tamaño, si confías en Él.
Alex Valdovinos
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