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Texto
El consejo de Santiago, hermano del Señor

Santiago, el hermano del Señor, enseñó a los discípulos a poner por obra todo lo que saben. Les dijo: "Sean hacedores de la palabra y no solamente oidores que se engañan a sí mismos" (Santiago 1:22). Esta enseñanza la aprendió de su hermano mayor Jesús, con quien convivió desde niño.

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Más adelante, en su carta, Santiago declaró: "¿De qué sirve, hermanos míos, si alguno dice que tiene fe, pero no tiene obras? ¿Acaso puede esa fe salvarlo?" (Santiago 2:14).

Esta declaración es tan chocante para los teólogos antiguos y modernos, que aún el mismo Lutero dijo: “Un día usaré Santiago para encender mi estufa”. Lutero no creía que el libro de Santiago fuera un libro apostólico, y pensaba que no debería ser parte del canon de la biblia. ¿Tú qué crees?

Hoy los "teólogos modernos" deliberadamente pasan por alto esta enseñanza, porque contradice su "doctrina" de salvación por la fe "solamente". La biblia dice "por la fe", en ningún lugar encontrarás esa segunda palabra "solamente" que le agregaron, porque de hecho es todo lo contrario, en Santiago 2:24 dice: "Ustedes ven que el hombre es justificado por las obras y no solamente por la fe".

Por supuesto que la salvación se recibe por la fe, porque es un regalo de Dios para todo aquel que cree. Pero la fe verdadera, la que viene del Padre, no es híbrida y no viene "sola". Si la fe es verdadera, viene acompañada con el poder de producir en nosotros la capacidad de realizar obras agradables a Dios y a los hombres.

Al poner en práctica lo que aprendiste, estas demostrando que tu fe es verdadera. Más adelante, Santiago da la estocada final sobre este tema, diciendo: "Así también la fe por sí misma, si no tiene obras, está muerta". (Santiago 2:17).

Poner por obra la palabra de Dios, es el sello que garantiza que tu fe, es una fe viva. ¿Vas a creer en la teología, o en la palabra de Dios?

Es tu decisión poner por obra lo que aprendiste.