"LA IGLESIA TENIA ENTRE DIEZ Y QUINCE HERMANOS. AHORA SON CASI CUATROCIENTOS"
La unidad penal Nº1 de Olmos, es hoy el escenario de un mover de Dios como nunca antes se ha visto. Alrededor de cuatrocientos jóvenes han hecho su profesión de fe, aceptando a Cristo como su salvador personal. Las autoridades de dicha unidad penal, en vista del testimonio y comportamiento de estos jóvenes cristianos, les concedieron un piso entero con doce pabellones y un cartel que dice "El Pabellón Evangelista". Aquí funciona una Iglesia, y su nombre nos identifica a todos: "Cristo, la Única Esperanza".
Olmos, es como una ciudad. La habitan más de dos mil personas (internos) y seiscientos empleados aproximadamente. Es una "estrella" de seis puntas. De afuera se ve como una "cosa" gris. Tiene seis pisos, desde planta baja hasta el quinto piso. Cada piso tiene doce pabellones o "celdas comunitarias" con capacidad de hasta treinta personas.
El problema actual es la superpoblación de pabellones, que anda por el orden de los cincuenta o sesenta internos, siguiendo diariamente la afluencia de nuevos presos. Hay también un hospital, una sección de control y una planta de talleres.
Para interiorizarnos más del tema hablamos con uno de los líderes responsables de esta floreciente iglesia, el hermano Héctor Marquez; antes un ladrón de bancos y financieras, hoy un siervo fiel de Cristo. Hector Marquez, transmitió en vivo para F.M. Cristiana el siguiente informe:
¿CÓMO NACIÓ LA IGLESIA?
La iglesia "Cristo la Única Esperanza" no nació conmigo, lleva mucho tiempo en formación. La emisora radial, dentro de la unidad penal, se instaló hace cuatro años atrás. Desde entonces la iglesia ya viene funcionando, yo hace tres años que estoy. En la cárcel acepté a Cristo, y cuando el hermano encargado se fue en libertad, oramos al Señor y yo quedé a cargo.
Nuestra oración constante a Dios era un avivamiento para poder predicar el Evangelio a todos los internos de la unidad.
La iglesia tenía entre diez y quince hermanos. Hoy son casi cuatrocientos. La mano de Dios estuvo todo este tiempo sobre la iglesia. Nuestra oración constante a Dios era un avivamiento para poder predicar el Evangelio a todos los internos de la unidad. Hoy no sólo se hace esto, sino que también se les predica a los familiares de los internos creyentes.
Muchos de los hermanos se encuentran en "Sierra chica" predicando el evangelio, como los hermanos Julio Arando y Ernesto Díaz. El hermano Grandan, fue puesto en libertad, pero predica en la unidad de Mercedes. Esta unidad vendría a ser como el semillero, de donde salen obreros para el lugar que el Señor los guíe. La unidad Nº1 es la central y ejemplo de las demás unidades.
¿CÓMO SE DESARROLLÓ LA IGLESIA?
El desarrollo de nuestra iglesia fue con muchas luchas. No había posibilidades de hacer cultos. Todo estaba trabado, solo oramos que el Señor allanara los caminos y nos hiciera caer en gracia con las autoridades.
Ellos vieron nuestra forma de vivir y de proceder. Donde quiera que íbamos dejábamos nuestro testimonio de fieles creyentes en Cristo. Con el tiempo comenzaron a tenernos en cuenta para realizar diferentes trabajos especiales dentro de la unidad penal.
Teníamos un hermano trabajando en el hospital, el hermano Mercado, que con otros hermanos terminaron pintando casi todo el lugar. Por su testimonio le permitían andar por todas la salas. No sólo predicaba, también limpiaba a los enfermos.
Todo comenzaba a marchar bien, las puertas se nos abrían pero realmente pudimos observar la mano de Dios sobre nosotros en el año '86. Ese año se vivió una gran anarquía, donde los patios, después de las 18 hs., eran tierra de nadie.
El tema era ver quién tenía el cuchillo más largo. Ningún hijo de Dios fue tocado ni lastimado. Vino una pequeña represión el 28 de Diciembre de ese año y se llevaron a cuatrocientas personas para distintos penales, pero ningún creyente.
LA CONQUISTA DEL CUARTO PISO
La iglesia comenzó en el quinto piso, pabellón nueve. Esto fue en el año '86. Vivíamos entre gente no convertida. Éramos cinco hermanos. En talleres o planta baja, pabellón doce, habían dos hermanos más que prometían mucho.
Estábamos muy dispersos, sólo nos reunimos los martes y jueves; algunos pastores venían a visitarnos. Sería muy largo de contar todo, pero resumiendo, del quinto piso, pabellón nueve, pasamos al tercer piso, pabellón siete, y así sucesivamente.
Anduvimos por casi todos los pisos, en diferentes pabellones, como el pueblo de Israel, "peregrinando" por toda la unidad penal, hasta que llegamos a la "tierra prometida", que es el cuarto piso, con doce pabellones. Hasta ahora, sólo hemos ocupado siete pabellones, pero por la gracia de Dios vamos a llenar con nuevos hermanos los cinco pabellones restantes.
Es importante recalcar también el estado en que recibimos este piso; era el peor de todos. Prácticamente inhabitable, no había luz, no había suficientes camas, las paredes destruidas, nos moríamos de frío en invierno, por las ventanas sin vidrios.
Tampoco había gas ni agua caliente. El lugar estaba lleno de humedad, pero Cristo llegó y puso su mano de poder, y no me refiero a algo místico, sino al amor de Dios manifestado a través de los hermanos.
Muchos se enteraron de nuestra situación y enviaron todo lo que necesitábamos, desde repuestos de máquinas de coser, con las cuales trabajamos en el taller, hasta latas de pintura y equipos completos de iluminación con tubos fluorescentes.
"Nosotros estábamos enfermos en delitos y pecados, cegados por el diablo pero la Biblia dice: "la sangre de Jesucristo el Hijo, nos limpia de todo pecado".
Necesitamos muchas cosas más, pero estamos muy contentos y agradecidos al Señor con lo que ya tenemos; un piso entero iluminado, las paredes arregladas y pintadas de blanco; un cuarto piso donde se puede ver la gloria de Dios, en un lugar sin esperanzas.
Todavía estamos trabajando en la reconstrucción del piso, pero es el lugar que Dios nos dió para que los hermanos vivamos todos juntos, y desde allí poder alabar a Dios. Nuestra meta es evangelizar y ganar toda la cárcel para Cristo.
En esta sociedad se ve a un preso como escoria, vil y despreciado. Dios no vino sino para los enfermos; nosotros estábamos enfermos en delitos y pecados, cegados por el diablo pero la Biblia dice: "la sangre de Jesucristo el Hijo, nos limpia de todo pecado". Y nosotros lo hemos experimentado.
LAS NECESIDADES
Necesitamos sábanas, camas, sillas, un bajo eléctrico, guitarras, un órgano y todo aquello que pueda ser de primera necesidad. Este es el resumen del informe especial transmitido en vivo para F.M. Cristiana 88.3, para el programa radial de Visión Joven. Para cualquier información al respecto comuníquese personalmente o por teléfono a esta emisora radial. Cualquier ayuda por pequeña que sea va a ser de gran bendición. Nuestros queridos hermanos de la carcel de Olmos se lo agradecerán.