ESPACIO EDITORIAL: ESTA ES NUESTRA PROPUESTA, "UN MEDIO DE COMUNICACIÓN QUE IDENTIFIQUE A LOS JÓVENES CRISTIANOS".
Queridos hermanos en Cristo: Gracia y Paz a vosotros de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. La presente carta es con el fin de comunicarle al amado Pueblo de Dios el "nacimiento" por así decirlo, de un nuevo compromiso que tomamos para con Dios, en esta ardua tarea que tenemos todos, como Iglesia del Señor Jesucristo, de evangelizar al mundo y "enseñarles todas las cosas que Él nos ha mandado".
Se trata de los jóvenes perdidos de este mundo. Más de la mitad de la población mundial son menores de 21 años, y a menos que hagamos algo como 'Pueblo de la Promesa", pasarán a una densa eternidad sin Cristo.
Hoy nos toca a nosotros concentrarnos en la triste condición perdida de nuestra joven sociedad actual. No hace falta una descripción profunda. Lo vemos todos los días de ida al trabajo, a la iglesia o al hacer los mandados.
Allí están, balbuceando palabras, pidiendo auxilio con sus extravagantes vestimentas, tirados por las calles, drogados, vejados en su integridad, somnolientos… No podemos determinar las edades promedio, pues son todas.
Pienso que así como nadie escapa a los 'saqueos" de la inflación, así nadie escapa de las garras letales de este mundo… salvo que pertenezca a Aquél que ha vencido al mundo, a Jesucristo, el Hijo de Dios.
¿Cómo irán, si no hay quien les predique? (Romanos 10:14).
Pero como dice el apóstol Pablo: "¿Cómo irán, si no hay quien les predique?" (Romanos 10:14). Creo firmemente que la respuesta está en nuestros jóvenes, sólo hay que despertarlos. Cada generación salvada por la fe en Jesucristo, es responsable por su misma generación que aún no lo es y va rumbo al infierno.
Es claro que nosotros estamos perdiendo a los jóvenes, y todo, por falta de comunicación, de concientización, de trabajar como cuerpo, de incentivo.
Esta es la tarea de Visión Joven; un medio de comunicación sin intereses propios que identifique a los jóvenes cristianos en esta avanzada espiritual, sintiéndonos miembros de un mismo cuerpo, y bajo la autoridad de un mismo Señor y Dios.
Este es un compromiso del que ninguna conciencia cristiana se ve libre, ni puede dejar pasar. Se requiere entrega, paciencia y disposición especial para hacerlo. La tarea es dura, quizás la más difícil de realizar. Sin embargo cada uno debería hacer lo posible dentro de su área de acción.
La juventud nos necesita. Debemos hacerlo. Podemos hacerlo. ¡Vamos a hacerlo! Es Cristo quien nos fortalece (Filipenses 4:13).